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Mientras viva en tu memoria

Hay gente que alcanza la inmortalidad ganándose un espacio en la memoria colectiva, pero nosotros, el resto de la gente común, sin duda estamos destinados a encontrarnos con la muerte no sólo una vez sino dos veces, en lo que podríamos llamar la muerte después de la muerte. Entre una y otra viviremos la agonía de ir borrándonos paulatinamente de entre los recuerdos de todo aquel que podría habernos conocido y guardar algún aprecio, incluso de quienes nos pudieron amar tanto como nosotros a ellos, hasta que finalmente llegue el día que nadie, absolutamente nadie piense en nosotros.

 

El año pasado fui al antiguo y bien conservado cementerio de Montjüic en Barcelona buscando la tumba de mi tatarabuelo. No conseguí lo que buscaba pero sí pudo sorprenderme mucho ver los matices y distintos grados de mantenimiento que la gente brinda a la memoria de sus familiares idos, es decir, a sus tumbas. Muchas reflejan el gran vacío que esa pérdida ha significado para sus vidas, otras, muy por el contrario, gritan desde el abandono la cercanía de la muerte final.

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